Un Blog de Variedades

Publicación y crítica de diversas manifestaciones artísticas, literarias, sociales y culturales

Archive for 7 de May de 2008

Cómo crear y configurar un blog (III)

Posted by unblogdevariedades en 7 May 2008

Seguimos con el tema • Hoy: gestión y edición de las entradas
En el artículo anterior, habíamos recorrido la primera pestaña de la primera pestaña, o sea, menú ENTRADAS, solapa CREAR (entradas). Ahora avanzaremos con la que sigue: EDICIÓN DE ENTRADAS.

En esta sección aparece, básicamente, toda la lista de entradas que hemos publicado, y las que tenemos en «fase borrador». A la izquierda de la página figura (o figurará, a medida que las vayamos creando) la lista de etiquetas (o «tags») con que hemos ido rotulando nuestras entradas. Sobre esta lista aparece el botón NUEVA ENTRADA -de lo que ya hemos tratado- para que creemos una nueva, sin editar las que tenemos. Por encima de la lista de entradas, aparece un menú desplegable que dice acción de las etiquetas, del que hablaremos enseguida, y luesto la nómina en sí, cada una con un casillero de verificación (esos que se usan para marcar/desmarcar) Cada entrada puede ser editada o visualizada; en el primer caso nos abre la publicación para modificarla, y en el segundo, lógicamente, nos permite verla. A la derecha de cada renglón está el comando para suprimir o borrar cada una de las entradas. Por arriba, a la derecha, tenemos las opciones para ver sólo las entradas publicadas, las programadas, o los borradores.

Si tildamos la casilla de verificación, podemos aplicar la acción de las etiquetas, es decir, podemos borrar, agregar, suprimir, las que tenemos (o las que queremos crear) a las entradas en cuestión. Ahora Blogger permite programar la publicación, de modo automatizado, de una entrada ya redactada, que figurará como borrador en este listado hasta que se cumpla el día y hora que le pusimos al post en cuestión; en ese entonces, Blogger incluirá ese borrador entre las publicaciones «visibles» de nuestro blog. Hasta que un borrador no se publica, permanece oculto para los visitantes del blog, pero no para el sistema en sí. Esta es una «trampita» que se le puede hacer a Blogger, y que permite usarlo como alojamiento (hosting) de, por ejemplo, imágenes. ¿Cómo es esto?

De modo predefinido, Blogger hospeda publicaciones, imágenes, etc., que son publicadas en el blog, pero no es un sistema de alojamiento para tráfico, descarga, etc. No está pensado para eso (como, por ejemplo, sí lo están los lugares donde voy colgando archivos, que, a la inversa, no están diseñados para la publicación e interacción con los lectores (1)) Entonces, por caso, ¿vale la pena pagar por alojar la foto de tu perfil de Blogger? ¿Vale la pena usar un alojamiento gratuito para algo que no será descargado? En esos casos, se puede subir una determinada imagen (la del perfil, por ejemplo) en una entrada-borrador, para tener un hipervínculo a esa imagen, y luego, donde se necesite, poner ese hipervínculo. Así, logré poner los botones de acceso al foro y al libro de visitas, o el «logotipo» (pedazo de logotipo me mandé el año pasado, digan si no está precioso, ¿eh?) del Blog, etc.

Ya que estamos, la pestaña siguiente: MODERAR COMENTARIOS. La verdad, no me parece nada productivo armar un blog para filtrar previamente los comentarios que se publiquen, aunque bueno, cada uno hace de su culo una flor… Motivos a favor y/o en contra siempre habrá; conozco gente intelectualmente respetable que ha necesitado tener que controlar previamente los comentarios. Si vas a ponerle a tu blog esa opción, fijáte cómo se maneja porque, como te habrás dado cuenta, yo no la uso. Acá, pibito/a, rebuscátelas vos solito/a…


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(1) Falto de didáctica como soy, me di cuenta ahora de que no empecé en su momento por el comienzo: caracterizar/definir qué es un blog. Error frecuente cuando uno intenta empezar a recorrer esto de la docencia: dar por sentados, por obvios, los conceptos iniciales. Acá va:

Un blog («web» + «blog», o sea, periódico) es una página web «preformateada», para que sea fácil de usar y actualizar, con publicaciones periódicas ordenadas coronológicamente, según determine el autor (o los autores) Como todo «dueño» o «responsable» de las publicaciones vertidas en su medio, el autor asume legalmente los derechos y responsabilidades de los contenidos que allí se expresen, cuando no puedan imputáreseles a terceros (en Argentina todavía esto está verde, pero en otros países ha habido jucios y jurisprudencia al respecto). Por este motivo, el «dueño» (administrador) posee los privilegios de edición, supresión, etc., de los contenidos de su blog. En español, se ha pretendido traducir el acrónimo anglosajón «blog» por «bitácora», pero, strictu sensu, una bitácora (o diario de viajes) es algo más personal, más parecido al diario íntimo que a un «periódico web».

Cualquier servicio de hospedaje de blogs (Blogger, WordPress, etc.) permiten:
publicaciones
comentarios/respuestas de las publicaciones
-herramientas sencillas de creación y edición de contenidos y publicaciones, a partir de plantillas predeterminadas
-clasificar las publicaciones en secciones (etiquetas o «tags»)
-suscribirse a buscadores de noticias y contenidos (sindicación), en servicios de canales como RSS, o Atom, etc.
-ofrecer vínculos («links») a otros blogs, sitios webs, etc.
-incorporar (dentro o fuera del cuerpo de la publicación en sí) otro tipo de elementos web, tales como encuestas, textos de bienvenida, imágenes, videos, etc.

Blogeer, además de lo anterior, permite, en particular:
-alojar las publicaciones sin necesidad de incluir publicidad externa ni spam
-aprovechar/integrar a la gestión del blog las cuentas de correo Gmail
-integrar los contenidos al buscador Google, traducir on line esos contenidos, y toda otra herramienta que ofrece Google.
-gestionar más de un blog con la misma cuenta/usuario
-añadir publicidad al blog, y «ganar dinero» (?)

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David LaChapelle: cuando la fotografía exhibe su montaje

Posted by unblogdevariedades en 7 May 2008

Fotografía y arte • Post con doble intención: compartir con el honorable público y aliviar a ciertos seres que tienen próximo su parcial 😉 • Nada de lo que figura acá tiene que ver con los exámenes, pero ayuda a contextualizar (obviamente, no pongo hoy las imágenes que aparecerán mañana :P)
El año pasado, el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA) presentó la muestra itinerante Heaven to Hell. Bellezas y desastres, del artísta fotográfico David LaChapelle. Así lo presentaba en su sitio web el Museo:

David LaChapelle (Fairfield, Connecticut, US, 1969) es uno de los artistas visuales más reconocidos. La estética surrealista con que trabaja las imágenes y el humor que pone en sus composiciones fotográficas lo han llevado a lo más alto de la escena fotográfica. También se ha destacado como director de comerciales y videoclips.

Aficionado al mundo de la fotografía desde que era un niño, su madre se ocupaba de las fotos familiares, y fue ella su primera modelo. «Estaba en un balcón de un hotel de Puerto Rico. Llevaba puesto un bikini blanco y dorado, al estilo de Hollywood. Me indicó el punto exacto desde donde tenía que hacerle la foto mientras posaba como una modelo. Yo tenía seis o siete años…», declaró alguna vez el artista. Desde entonces, las fotos a su madre se sucedieron sin parar, incluidas en álbumes supervisados por ella.

LaChapelle estudió Bellas Artes en la Escuela de Artes de Carolina del Norte antes de mudarse a Nueva York. Tras su llegada, ingresó a la Liga de Estudiantes de Arte y a la Escuela de Artes Visuales.

Andy Warhol le ofreció su primer trabajo, como fotógrafo de la revista Interview. Polifacético artista, se lo considera “discípulo de Warhol”, de quien conoció una forma de expresar a través de la fotografía, con un tono sarcástico, una crítica mordaz de los caracteres más satíricos de la cultura popular.

En la actualidad, las revistas más importantes tienen la huella de LaChapelle: Italian Vogue, Rolling Stone, i-D, Vibe, Interview, The Face, British GQ y Vanity Fair. Además, es conocido por el creativo uso de los colores en sus imágenes y por retratar personajes famosos: Madonna, Elton John, Angelina Jolie, Tom Jones, Whitney Houston, Elizabeth Hurley, Milla Jovovich, Alicia Keys, Heidi Klum, Daniel Day Lewis, Jennifer Lopez, Courtney Love, Tobey Maguire y Marilyn Manson, entre otros.

También ha fotografiado numerosas portadas de discos para artistas como Macy Gray, Moby, No Doubt o Cristina Aguilera, y realizó videoclips de Avril Lavigne, Joss Stone, Norah Jones y Robbie Williams. Además, participó en campañas publicitarias para una variedad de clientes que incluye a L’Oreal, Iceberg, MTV, Ecko, Diesel Jeans, Sirius, Ford, Sky Vodka y la campaña Got Milk?

Su exitoso primer libro, LaChapelle Land, fue publicado en 1996 por la editorial Collaway, incluyendo una colección de retratos de celebridades: Leonardo DiCaprio, Pamela Anderson, Uma Thurman, Mark Wahlberg y Drew Barrymore. El sucesor de éste debut fue el libro Hotel LaChapelle, editado en 1999.

Sus fotografías han sido exhibidas en las galerías Staley-Wise and Toni Shafrazi Galleries, Nueva York; Fahey-Klein, Los Ángeles; Art Trend, Austria; Camerawork, Alemania; Sozzani and Palazzo delle Esposizioni, Italia y, más recientemente, en el Barbican Museum de Londres.

Recientemente nombrado por la revista American Photo como uno de los diez fotógrafos más importantes del mundo, LaChapelle ha recibido numerosos premios a lo largo de su carrera, entre los cuales se destacan «Mejor Fotógrafo Nuevo» (revista American Photo, en sus ediciones americana y francesa, 1995); «Premio Fotógrafo del Año» (VH1 Fashion Awards, 1996) y «Premio Fotografía Aplicada del Año» (The International Center of Photography, 1996), y «Mejor Documental” (Aspen Film Festival, 2004).

¿Qué es lo relevante en la obra de este artista? O, al menos, ¿qué es lo que a mí, público neófito en temas de fotografía, me llamó la atención? En primer término, esa capacidad de descentrar, deconstruir los códigos de la fotografía de moda, de farándula, de jet set, o sea, dar vueltas las típicas fotos de fulano en la isla de Caras, y de ese modo poner en emergencia, y en crisis, sus propios procedimientos, su montaje, es decir, mostrar todo lo que de artificial tienen aquellas fotos naturales, plagadas de Photoshop, de composición, etc., ocultos tras una supuesta instantánea. El juego de la foto de moda consiste en mostrarse a sí misma como calco, como mímesis de una vida glamorosa que realmente es así, juego que es leído tal cual, y construyendo de ese modo un pacto de lectura que obtura la pose, el marco, el entramado fotográfico, el relato allí presente.

Lachapelle lleva al centro aquello que estaba en los márgenes en varias direcciones: por un lado, exacerba la artificialidad de la fotografía, y para ello produce paisajes, ambientaciones, decorados que, en su exuberancia, no pueden sino ser leídos como artificiales, barrocos, recargados (o, como diría Susan Sontag, por más y mejores cosas que las que acá anoto, como pertenecientes a la estética camp) Si no es por el marco de la fotografía, la artificialidad viene de la mano de la profusión de los colores, brillantes, saturados. Las dos fotos que siguen dan cuenta de ello (a la derecha, foto sin título ni fecha; abajo, izquierda, Crustacean invasion, 2001)

Otro de los procedimientos que entroncan con la artificialidad fotográfica llevada al extremo, tiene que ver con la descontextualización, con la institución del objeto fotografiado como arte en sí mismo, por fuera de su legalidad, diríamos, en términos peirceanos. Esto es particularmente trabajado cuando retrata personalidades de la farándula, pero recontextualizándolas, de modo de parodiar lo que esos mismos personajes simbolizan o iconizan socialmente. Una vez más, la puesta en escena de esas fotografías extraen una exacerbación de las cualidades del retratado/a que se constituyen en una versión paródica, casi ridícula, (casi kitsch, lindantes con lo vulgar, con el mal gusto) de sí mismos/as, como en esta fotografía en que es retratado el cantante Marilyn Manson (abajo, derecha, no tengo datos).

Por otra parte, hay en muchas fotografías una innegable marca de época, que tiene que ver con la sexualidad, también exacerbada, también presentada en sus dislocaciones, descentrada y, por qué no, superficial o artificial, es decir, un llevar al extremo aquello que nuestra cultura valora, en dosis menos extravagantes o exageradas, y que la fotografía de moda construye. Algo similiar a lo que realiza cuando aborda el consumismo como impronta de época (y por lo tanto, paradigma fotográfico), consumismo que no sólo apunta a los objetos tradicionales de consumo sino a las mismas personas de la farándula, de la moda, celebridades, tratadas como lo que son: objeto de consumo. Las dos fotos que siguen y la de aquí a la derecha muestran esta cuestión (la primera la segunda es Inflatables Wonderbread, de 2003; de la segunda no tengo referencias; la tercera recupera varios aspectos aquí mencionados: Pamela Anderson: Have it your way, sin fecha )

De cualquier modo, los proyectos que encarna LaChapelle no tienen nada de inocente y, en buena medida, son políticamente incorrectos, lo cual sería una diferencia sustancial con el pop-art o con ciertas versiones de lo camp. En muchos casos, la misma fotografía se constituye en un signo-argumento peirceano, es decir, provee en sí misma la legalidad de su interpretante, como en el caso de la foto que sigue (This is my house, 2001), en la cual podría concluirse algo así como que aun cuando los negros (sabemos lo que esta cuestión en Estados Unidos significa) adopten hábitos, modas, estereotipos, culturas, etc., «blancas» (el barrio, la ropa de la foto, son «blancas»: en EEUU, se leen de ese modo), eso no lograría invisibilizarlos, sino que siempre cabría el estigma, con lo que se ponen en cuestión conceptos como tolerancia, respeto por la diferencia, etc., tan en voga en el discurso políticamente correcto de hoy (y tómese en consideración que está retratada la niña, es decir, las generaciones futuras). En definitiva, pareciera estar diciendo a las minorías (étnicas, raciales, sexuales): el camino no es la mezcla, la fusión, la asimilación, sino la lucha por los propios derechos, el propio-ser, reconocido. Zarpado y genial.


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