Un Blog de Variedades

Publicación y crítica de diversas manifestaciones artísticas, literarias, sociales y culturales

Archive for the ‘Mass-media’ Category

Impacto profundo: el planeta estalla en 2036

Posted by unblogdevariedades en 28 marzo 2009

Se viene el fin del mundo, se viene • Veamos muchas pelis y aprendamos cómo hacer para hermanarnos • La joda es que en Yankeeland ya no será novedad eso de que gobierne un presidente negro

La industria del cine en su versión exasperada, es decir, hollywoodense, siempre trabajó con un otro ficcional que representa uno-a-uno los defectos, desviaciones y oscuras intenciones del otro socio-histórico: el comunista, el inmigrante ilegal, Oriente y/o el Islam.

Uno de los casos más emblemáticos que recuerdo, entre los últimos, es el de la película 300, una cinta que desde el punto de vista de la factura puede ser considerada correcta pero que -y aquí radica su principal carácter vomitivo- fuerza la ambientación histórica para construir y fortalecer la identidad norteamericana e imperialista de estos tiempos: en Esparta nadie luchaba por la libertad y la democracia (había esclavos y no se elegía al rey, digamos), contra aquellos que se oponían al estilo de vida espartano (una especie de american way injertado en la antigüedad), ni era tan prístina la idea de confederación de naciones giregas (o sea, democráticas y liberales). Las arengas y motivaciones del histórico Leónidas de las Guerras Médicas habrán de haber sido, precisamente, bien históricas: la defensa de la autonomía, la detención del avance oriental en virtud de la ubicación estratégica de Esparta, etc., pero poco relacionadas con ese rey corazón-valiente que la película muestra. Todo lo que hay en este film está para construir las representaciones estereotípicas del nosotros/otros actual, fundadas en una supuesta verificación histórica: Jerjes y sus excesos, los persas (es decir, el actual Irán) que no son ciudadanos en un sistema político propio sino esclavos de un régimen opresor, y hasta los atenienses, tan poco aguerridos y simpáticos (lo cual en inglés puede ser traducido literalmente por la palabra gay: blanditos) Alegoría del Imperio actual, antes que ambientación histórica (más allá de que escuditos, joyas y demás objetos sean de la época: la historia no es simplemente las cosas), la película tuvo relativo éxito comercial, y más de uno/a la defiende, es decir, compró pasivamente su bosta ideológica, engolosinados quizás por la magnificencia visual en general, y de las escenas de acción en particular.

Otras muchísimas películas entrarían en serie con 300, entre ellas la primera de la saga de La Guerra de las Galaxias (no me vuelvan loco con que la primera es la tercera y esas cosas: la de fines de los ’70 o principísimos de los ’80, la primera que se vio en cine, y con cuyos muñequitos articulados jugaba la niñez de entonces), Matrix a partir de su segunda parte, etc. El confitero, amigos, no es boludo, y sabe que sus caramelitos se compran si el envase es llamativo y gusta.

Otra vertiente de lo mismo lo ofrecen las películas en cuya trama una «amenaza externa» reúne a todos los terrícolas, aunados y solidarios, para defender su «seguridad interior» (concepto que a nosotros, por ejemplo, nos remite al genocidio de la dictadura militar). Esa amenaza puede provenir de una era glacial, una enfermedad, un ataque alienígena o, como en Impacto profundo, un meteorito. En todos estos casos, la humanidad entera olvida sus luchas hegemónicas, se reúne (aceptando tácitamente el predominio yanqui: todo, siempre, transcurrirá en una base militar norteamericana, con científicos norteamericanos y héroes norteamericanos) y así, beatmente feliz, vence a aquello que la aquejaba: un mensaje más o menos parecido a «mientras no tenemos nada realmente importante en qué dedicarnos, peleemos; pero cuando las papas quemen en serio, unámonos al verdadero amo, que él sabrá recibirnos y defendernos generosamente» La peligrosidad del otro, que redime y cohesiona, justifica el olvido de las intrascendencias (el orden desigual del mundo) y hace suponer un futuro feliz y hermanado.

¿A qué viene todo esto? A que hoy nuestro amado pasquín La Nación publica que en 2036 quizás nos lleve puestos un asteroide que va a andar merodeando la órbita terráquea desde 2029. Para esa época, vamos a ser más o menos 8.000 millones de habitantes (más todos los habitantes animales y vegetales, que nunca se cuentan) en esta superficie, no vamos a tener petróleo, y el agua -bendita Lilita, ¡ya lo dije!- y el morfi van a escasear (todavía más). Sin embargo, todas estas nimiedades van a ser resueltas, Hollywood mediante, gracias a nuestro buen enemigo Apophis, un fenómeno astronómico que, claro está, de cualquier modo conviene ir revisando desde ahora si no lo mandan Sadam, los chinos, los rusos o, por qué no, los africanos, es decir, cualquier otro que justifique alguna bombita más, antes de que vayamos todos sumisitos a los pies del capanga.

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Los motivos por los que no uso Facebook, MySpace, Hi5 y todas esas mierdas

Posted by unblogdevariedades en 28 noviembre 2008

Muy, muy interesante artículo en Página/12 de hoy.

Por eso, no me manden invitaciones a ver perfiles, fotos, cuentas, mails, etc.: no voy a entrar, no voy a registrarme para hacerlo. ¿Ok?

Ah, y otra cosa, ya que estamos: basta de cadenas. Microsoft hace años que parece que va a cerrar Hotmail, la nena esa de 8 años ya tendría que tener 20, el presidente de Argentina no cortó la cadena y se le murió el hijo, sino que es altamente probable que se lo hayan asesinado por sus transas megacorruptas, y etcéteras varios.

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Palabra de Dios

Posted by unblogdevariedades en 26 noviembre 2008

Esto salió en la revista Barcelona del 7 de noviembre de este año • Son unas enseñanzas muy interesantes: leélas con atención
15.12
Si tu hermano hebreo, hombre o mujer, se vende a ti, te servirá seis amos, y al séptimo lo dejarás ir libre de ti.

22.22
Si se sorprende a un hombre acostado con una mujer de otro hombre, ambos morirán: el hombre que se acostó con la mujer, y la mujer. Así quitarás el mal de Israel.

23.1
No entrará en la congregación de Jehová quien tenga los testículos magullados o mutilado el miembro viril.

25.11
Cuando unos hombres peleen, el uno con el otro, y se acerca la mujer de uno de ellos para librar a su marido de manos del que le golpea, y alargando su mano le agarra sus partes genitales, entonces le cortarás la mano a ella. Tu ojo no le tendrá lástima.

Antiguo Testamento: Deuteronomio (5º Libro de Moisés)

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Cerveza Isenbeck: la hipocresía como valor

Posted by unblogdevariedades en 19 noviembre 2008

Hace unas semanas, comenzó una nueva campaña publicitaria de cerveza Isenbeck, realizada por la agencia Santo, con el objetivo de abandonar la «pelea» con Quilmes y centrarse en posicionar la marca de un modo propio. Para ello, lanzaron dos cortos publicitarios televisivos, de los cuales prestaremos atención al segundo.

El primero, denominado «Intro», consiste en focalizar en el logo de la marca (un jinete y un caballo), y es más que nada una publicidad «verbal», es decir, un spot en el que resalta «lo que se dice», de modo tal que esto ancle los posibles sentidos del ícono. En definitiva, un conjunto de palabras sofisticadas, un «palabrerío que suena bien», quiere terminar asociado al concepto de elegancia salvaje, y para ello se farfulla (cual un emborrachado locuaz) una inconexa serie de palabras elogiosas que, metonímicamente, terminan ligados a la bebida (y ya no al logo)

La segunda publicidad, llamada «Recital», es más compleja, sea porque implica una «historia», sea porque la relación entre texto e imagen se complejiza. En ella se ve sobre un escenario a unos músicos y, sentados, a un grupo de seguidores. Suena la canción «Still Loving You», del grupo Scorpions. A estas personas del público les irán sucediendo ciertas cosas mientras la música avanza, asociadas a sensaciones graduadas: la última de estas es la apoteosis, ya que termina inundándolos.

Técnicamente, es una muy buena publicidad, hay que decirlo. Intertextualiza con el video de «Hay muy poca gente», de Enrique Bunbury (hay un flaco en el público que está vestido igual y recibe un sopapo tal como ocurre en aquel video) Elige uno de esos temas que «todos conocemos» pero que, por su distancia en el tiempo, provoca el típico extrañamiento de «¿Uh, qué tema era ese? ¿Quién tocaba esto?», o sea, despoja de cierta lógica racional, para que emerjan las sensaciones de la misma canción, puesto que la publicidad intenta focalizar, precisamente, las sensaciones que provoca una Isenbeck bien fría; asimismo, y dada la antigüedad del tema, las ideas de «sofisticación», de «masividad selectiva», etc., asoman y se fijan a la marca. Por otra parte, que el «agite» lo provoque Scorpions es un claro guiño humorístico/paródico, con lo cual quien está en condiciones de leer esto puede interpretar cierta actitud de inteligente rebeldía en Isenbeck. Finalmente, y aunque no sé nada acerca del tema, la fotografía, dirección, etc., es decir, la factura de la publicidad, es también muy buena. La agencia, entonces, la «creatividad», está aprobada.

Sin embargo, quisiera considerar la posición (ideológica, en última instancia) de Isenbeck en tanto marca y en tanto actor social. Es harto conocida la advertencia «Beber con moderación. Prohibida su venta a menores de 18 años», y aquí, en esta publicidad, rápidamente verificamos que quienes actúan tienen más de 18 años, y que el público modelo que recorta (aquellos que pueden reconocer un tema de Scorpions) también es un segmento con edad legal para escabiar. ¿Qué ocurre con el beber con moderación?

Las acciones que la publicidad muestran están, como dijimos, asociadas a sensaciones y estas, en definitiva, ligadas a beber cerveza Isenbeck. La primera sensación es un suave y placentero cosquilleo, paralelo a la parte «lenta» del tema. Esto no le ocurre a un solo espectador, como si djéramos que su subjetividad es aleatoriamente receptiva a esta sensación: esto les ocurre a todos, a todos la cerveza les provoca esta primera sensación. Como toda droga (el alcohol lo es), la primera parte es la que «engancha», la que «gusta». Las cosquillas van sumando en intensidad hasta que son convertidas en rítimicos movimientos de cabeza, compulsivos: la primera etapa del mareo, podríamos decir, ese momento cuando las cosas empiezan a moverse. Esta segunda parte culmina con golpes, sopapos que materializan el «cómo pega esta cerveza» Así las cosas, se vuelven a ver los recipientes que en el comienzo del spot habían aparecido, pero que se perdían por estar, precisamente, en un plano amplio y en el comienzo. Esos envases cargan no sabemos cuántos litros y litros de cerveza (jamás los vi, desgraciadamente) y son seguidos por la inundación, la sensación final, donde el líquido sobrepasa a los cuerpos, aunque éstos se esfuerzan por no dejar de beber, mientras la música y la banda (la fiesta) siguen.

La publicidad, de un modo metafórico pero evidente, trabaja con el exceso, está basada en el ponerse en pedo, hermosa sensación que el hombre ha inventado y que es descripta por textos literarios clásicos, desde la Biblia y la Ilíada hasta el presente. No soy yo, simple y mortal humano agnóstico, el que ponga en duda dichos textos y pregone en contra del consumo del alcohol. Pero sí el Estado lo hace, y las mismas empresas que producen las «drogas legales» suelen ser políticamente correctos aliados del políticamente correcto aparato estatal que advierte acerca de los riesgos de no beber con moderación. No obstante, la publicidad muestra que la sensación máxima de tomar cerveza Isenbeck es la que se siente cuando llega la inundación, cuando las fuerzas líquidas se han liberado según su propia lógica y cauce, y a las personas solo les cabe seguir bebiendo, pasivamente, como si nada, intentando seguir disfrutando de la fiesta. Te venden el exceso y lo envuelven en la advertencia, en letra chiquita, pasada a velocidad supersónica. La responsabilidad de asociar a su marca el concepto del exceso como disfrute es de ellos, y vos, individualmente, tenés la responsabilidad de no excederte, ser moderado, no manejar si bebiste, etc. La ley del lobo en el gallinero, que te dice que ahí , lejos y seguro, está el maíz pero te compele a comer de las sobras que están justo a sus pies.

¿Hipocresía? ¿Vos decís? Pasáme otra birrita bien fría (pero que sea Stella Artois, que banca a los escritores)

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Brian, condena mediática antes del juicio, por villero

Posted by unblogdevariedades en 30 octubre 2008

Otro aporte de Dani de Turdera • Si bien no conozco la escuela, ni trabajé nunca allí, todo alumno de una escuela pública podría ser (en definitiva, ES) alumno nuestro • Es una mail que envió una docente sobre la condena mediática que recibió uno de sus alumnos por el asesinato de Barrenechea
Brian, condena mediática antes del juicio, por villero

(AW) Brian está acusado del asesinato del ingeniero Barrenechea. Brian es un alumno de la ESB N º 141 de La Matanza. Los medios del poder y la campaña fascista sedienta de sangre pobre ya lo condenaron. Nelly Edith Baldano docente de la escuela difundió un correo en donde, consternada, defiende a su alumno y explica que el único delito de Brian es el de vivir en una villa, ser pobre, y tener la piel no tan blanca. «Si a Barrenechea lo mató la sensación de inseguridad, a Brian lo está matando el sistema punitivo» sintetiza con justeza Nelly en su mensaje.

Buenos Aires, 24 de octubre de 2008.-

Brian es un alumno de la ESB N º 141 de La Matanza que funciona en el edificio de la EPB N º 162.

Yo trabajo en esa escuela y lo conozco tanto a él como a sus hermanos.

Como docentes del establecimiento estamos dolidos por su detención porque lo conocemos lo bastante como para no creer en la veracidad de esta imputación, y como para salir a brindar un testimonio positivo sobre todo lo que un docente puede apreciar durante los años de haber compartido una parte considerable de sus días.

El único fin de este e mail es dar a conocer la otra cara de esta situación para que la justicia trabaje, al menos una vez, en serio, que evite arruinar la vida de un menor innecesariamente, y que no se realicen mas detenciones al voleo porque de eso nuestro país ya tuvo bastante.

Si a Barrenechea lo mató la sensación de inseguridad, a Brian lo está matando el sistema punitivo.

Cuando la brecha entre la justicia y la injusticia se reduce a una cuestión semántica

A través de un largo tiempo de estudios superiores en cuestiones criminales he podido observar que el sistema punitivo, con una frecuencia del todo lamentable, echa manos a recursos non sanctos para sostener una apariencia de justicia.

Es así que cuando ocurre algún crimen sangriento que impulsa a la protesta social, el sistema punitivo, ante los clamores de justicia, sale a buscar a un asesino. Y en este buscar a un asesino es donde subyace la cuestión semántica.

Lo que exigimos, como pueblo, a nuestros gobernantes es que se encuentre al asesino. Sin embargo, el sistema, presionado por los medios de comunicación, lo resuelve encontrando «a un asesino», y no «al asesino».

Es claro que ante una mirada superficial y genérica de la cuestión, este detalle aparece imperceptible. Pero si se profundiza, es sencillamente aterrador.

Así es que, en los últimos días, a causa del asesinato del ingeniero Barrenechea, y la consecuente presión popular y mediática, el Estado se hizo presente, allanó el barrio «Puerta de Hierro», y se llevó «a un asesino».

No puedo explicar mi consternación, y la de otros compañeros docentes, al enterarnos que «el asesino», como han dado en llamarlo los medios (ignorando la cuota semántica), es un alumno de nuestra escuela, y hermano de otros alumnos de nuestra escuela. Un alumno inteligente, capaz, eficiente, confiable, que no ha exteriorizado ni más ni menos problemas de conducta que las travesuras propias y generales de su edad. Un alumno que ha transcurrido su historia educativa en un establecimiento y del cual los docentes tenemos un excelente concepto.

No existen palabras para expresar nuestra indignación y tristeza, porque no desconocemos como funcionan los sistemas en nuestro país, y porque sabemos que Brian goza de los atributos necesarios para ser estigmatizado, porque vive en una villa, porque es pobre, porque su piel no es tan blanca. Y porque sabemos que nadie está supervisando las pericias que posiblemente sirvieran para incriminarlo porque la familia no dispone de los medios económicos necesarios.

Y más aún. Esta acusación absurda no podrá ser sostenida eternamente, pero si se la puede entretener durante los tres o cuatro años necesarios para llegar al juicio oral. Y entonces, del mismo modo que cuando dijeron que se llevaron al asesino, en realidad se llevaron a un niño al que etiquetaron como asesino, nos devolverán a la sociedad, un Brain que ya no será el Brian que se llevaron y que nunca jamás podrá volver a resolver los problemas y superar los obstáculos con su amplia sonrisa y su mirada franca.

Desde cualquier postura, sea garantista, abolicionista, o represiva, todos coincidimos en que debe detenerse al asesino y no inventar un asesino para calmar clamores. Porque si a Barrenechea lo mató la sensación de inseguridad, a Brian lo convirtió en asesino la justicia.

Es mi deseo que nuestro sistema punitivo se ilumine, disponga la inmediata libertad de Brian, y comience a trabajar con seriedad y responsabilidad de una vez por todas.

Dra. Nelly Edith Baldano
Docente EGB 162 La Matanza
Abogada CAM to VII fo 80- CPACF to 41 fo 738
Licenciada en Sociología
Posgr: Especialista en Investigación Científica del Delito
Drando en Derecho Penal y Criminología

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Hombres que gustan de Tayson

Posted by unblogdevariedades en 25 May 2008

Nuevo aporte de Daniela de Turdera • Implacable como siempre, arremete contra la Revista Hombre, de Editorial Perfil • Enteráte del «Test Tayson» y de cómo un Hombre se siente más feliz entre hombres…
Escalofriante. Esa sensación sentí mientras leía el test que publicó la Revista Hombre, de Editorial Perfil. Paso a detallar de qué se trataba.

Los responsables de la revista (redactores, editores, directivos y editorial) decidieron publicar un test, con el estilo desenfadado que prevalece en ese medio.

Un test suele ser un mero esparcimiento inservible. Son ridículos e inofensivos, a mí entender. Test insignificantes, de nulo valor empírico, pero que suelen ser leídos aunque más no sea por curiosidad. Pero éste no es el caso. El test publicado por la revista Hombre no era ni insignificante ni ridículo y menos aún inofensivo.

Se titula “¿Madura el K.O.?”, seguido de un copete que advierte “Si ves a una mina golpeada y pensás ‘algo habrá hecho’, esto es para vos”. Luego comienzan el listado de preguntas y opciones de respuestas que tratan acerca de los motivos, métodos, frecuencia, marcas e intensidad de la violencia física dirigida contra las mujeres.

Algunas de las preguntas para responder por el lector-revista-Hombre/supuesto-agresor eran de la siguiente índole: “¿Qué excusa usás para golpear a tu mujer?” Las alternativas eran “a) Los fideos estaban fríos; b) Te miró ‘con esa cara’; c) Tuviste un mal día de trabajo o d) No hace falta una excusa”. Otra pregunta se abocaba a los métodos utilizados para la agresión física, y el lector-complice podía contestar por algunas de las opciones: “a) Un puño envuelto en un repasador no deja marcas; b) El famoso cachetazo de proxeneta: con la cara externa de la mano derecha yendo en sentido diagonal de abajo hacia arriba y de izquierda a derecha; c) Tirás el plato (el de los fideos fríos, por ejemplo) al suelo y cuando se agacha a limpiar el enchastre la aleccionás con un puntapié en las costillas o d) Te gusta improvisar”. Habían otras, muy explícitas todas ellas. Siete en total.

El contenido sexista y discriminatorio hacia las mujeres es explícito; y como tal se constituye en apología de la violencia de género. Resulta espeluznante ir leyendo una pregunta tras otra, y peor las alternativas de respuesta. Los términos que se manejan resultan nefastos, incluso si los aislamos del sentido complejo que comporta el texto. Palabras como adoctrinamiento, lección, son muestra suficiente del concepto de mujer que se maneja. Analizados en su conjunto, no generan otra cosa que indignación y repulsión por quienes permitieron su publicación. Ni qué decir de quienes propusieron la idea y de quienes la redactaron.

La frase “algo habrán hecho”, no sólo justifica la acción de violentar a la mujer y avalar esa agresión; también evoca instintivamente el sentido común que preponderó en la última dictadura. En ambos casos las víctimas eran “culpables” y “merecedoras” de aquella violencia.

Una actitud misógina de la revista que naturaliza un comportamiento aberrante. Nada quedó librado al azar: “Test Tayson”, acompañaba el título. Sí, aquel boxeador que fue sentenciado por violar a una mujer.

El test no tuvo inocencia. Tampoco genera una sonrisa cómplice. No hay humor negro, ni blanco ni verde. No hay humor. No hay gracia. No hay chiste.

Por supuesto que respeto la libertad de expresión. Y por eso solicito ceder la palabra a las mujeres que son acalladas con esos “cachetazo de proxeneta”.

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N. del E.: El humor (o aquello que es leído como tal) tiene el efecto de cristalizar esterotipos, prejuicios, etc.: ideología, de un modo aparentemente «ingenuo», es decir, de un modo no racional pero altamente efectivo. No es ingenuo entonces, el que una publicación que desde su título-marca registrada se pregona como «el reducto del macho» utilice el procedimiento del «humor» para esto; y saben perfectamente que habrá quienes («quienas», sobre todo) no leerán este test (?) como humorístico. Dicho de otro modo: saben, prevén este posteo, entre otros. No les interesa, ni les preocupa: es la retroalimentación que esperan, que desean, la que justifica su postura y cohesiona su colectivo de identificación: la insolente mujer que contesta debería de ser cagada a palos, para que aprenda. En realidad no es una mujer la que esperan como respuesta: es una mina, un término mucho más connotado y acorde con la ideología que sostiene la publicación. (Algún día tendríamos que publicar un artículo en que se deconstruya los sentidos de la palabra mina, ¿no?)

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Desafío Actimel

Posted by unblogdevariedades en 18 marzo 2008

• Ahora que retomo la conexión con el cibermundo, publico algunas cosas que no pude anteriormente • Lo siguiente no es un hoax (si querés saber por qué no lo es, andá allá y leé qué es y cómo lo distinguís) • Enteráte de los «beneficios Actimel» en este correo que hace unas semanas me enviaron
Aquí está el por qué de la agresiva campaña de La Serenísima para enchufarnos Actimel sí o sí. Unos caraduras de primera los hermanos Mastellone, a los que se suma Pancho Ibañez por unos miserables pesos. Cuánta carroña hay, lamentablemente, en nuestra querida República.

ACTIMEL provee al organismo una bacteria llamada L.CASEI. Esta sustancia es generada normalmente por el 98% de los organismos, pero cuando se le suministra externamente por un tiempo prolongado, el cuerpo deja de elaborarla y paulatinamente ‘olvida’ que debe hacerlo y cómo hacerlo, sobre todo en personas menores a 14 años.

En realidad, surgió como un medicamento para esas pocas personas que no lo elaboraban, pero ese universo era tan pequeño que el medicamento resultó no rentable; para hacerlo rentable se vendió su patente a empresas alimenticias.
Secretaría de Salud obligó a ACTIMEL (La Serenísima) a indicar en su publicidad que el producto no debe consumirse por un tiempo prolongado; y cumplieron, pero en una forma tan sutil que ningún consumidor lo percibe ( p.ej. ‘desafío actimel: consúmalo durante 14 días’ o ‘haga de agosto su actimel’).

Si una madre decide completar la dieta con ACTIMEL, no percibe ningún aviso sobre su inconveniencia y no ve que puede estar haciendo un daño importante en el futuro por causa de las manipulaciones publicitarias para impulsar los negocios.

Esto es cierto. Si no lo creen, busquen el siguiente PROYECTO DE LEY del diputado nacional RAUL PATRICIO SOLANAS (PJ – Entre Ríos) en la página de la Cámara de Diputados de la Nación (Iniciado: Diputados Expediente: 1405-D-2007)

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Daniela y su primera vez

Posted by unblogdevariedades en 7 diciembre 2007

Siguen las colaboraciones de Daniela de Turdera • Esta vez, la denuncia cede un poco el protagonismo a la intimidad, a la anécdota sabrosa • Regodeáte y enteráte qué hace (y cómo lo hace) Dani cuando no está por acá…
La semana pasada recibimos una invitación para participar en la conmemoración del 83° Aniversario de la Cámara Argentina de Comercio (CAC), agrupación que nuclea a cientos de cámaras sectoriales y regionales, extranjeras y binacionales, y a miles de empresas. La misión de esta Entidad consiste en “defender los intereses del conjunto de los empresarios, contemplando –por supuesto– el interés general”.

No estaba obligada a concurrir; demás está decir que sin mi presencia el evento se llevaría a cabo de todas formas, pero algo dentro de mí generaba esa inquietud que terminó con la acreditación al evento.

Martes, 18 horas, salida del trabajo. Nos acercamos humildemente a pie hasta el Hotel Sheraton junto a Mariana, una compañera de oficina. Majestuoso se veía de lejos. Luces, lujo, brillo, esplendor, estrellas (exactamente cinco estrellas). Era la primera vez que entraba a un hotel con semejantes características.

En el hall de entrada, nos recibieron elegantes y prolijos hombres; quienes nos indicaron que debíamos subir las escaleras que estaban a nuestra derecha, las que nos llevarían hasta el Salón El Libertador. Allí, unas diez chicas, vestidas en forma idéntica, se hacían responsables de dos o tres letras del abecedario para permitir la acreditación de los invitados en forma ordenada, según la inicial de su apellido. Al costado, la prensa también podía hacer lo mismo. Con solo identificarme, se me abrió paso a este nuevo mundo. “Adelante”, me dijo la responsable de la letra G.

Ya estábamos adentro. Aún no había demasiada gente, y las únicas “damas” ajenas a la organización éramos nosotras. En menos de diez minutos, la sala comenzó a llenarse. Algunas mujeres, y muchísimos hombres. Empresarios. Gente de plata, de poder. Personas instruidas, cultas, informadas, respetables, solemnes. ¡Qué presencias!. Muchos presidentes de las empresas más importantes de la Argentina y del exterior, muchos políticos nacionales y provinciales. Muchos empresarios. Entre ellos se daban “afectuosos y sinceros” saludos. Las conversaciones banales y superfluas eran constantes. Supongo que a eso le llaman “hacer sociales”. Todo era reluciente, refinado, delicado. Pura aristocrácia. Sonrisas por doquier.

El evento consistía principalmente en un “cocktail” (aprendí que ese vocablo de origen inglés debe ser pronunciado como palabra grave; si uno lo agudiza, pierde lo glamoroso), acompañado por las palabras del Presidente de la Cámara, Carlos de la Vega; el actual y futuro Ministro de Planificación, Julio De Vido; y el actual vicepresidente y gobernador electo de la Provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli. Cuando hablo de lujo, hablo de LUJO.

Copas de vino tinto y blanco de la Bodega neuquina auspiciante del evento recorrían el Salón principal. Nadie desperdiciaba el ofrecimiento del personal de catering. Una copa, dos copas y dos copas y dos copas. Ya empezaba a ver doble. Pero tuve la suficiente lucidez para escuchar los discursos. Comenzó De la Vega. No el zorro, pero no resultaría improcedente hacer una comparación (con las cualidades del animal, no con el personaje).

El presidente de la entidad comenzó señalando el crecimiento de la Argentina en los últimos años. Apuntó datos del “asombroso incremento del PBI”, de la “reducción de la desocupación” a un solo dígito, de la “disminución del nivel de pobreza e indigencia” y de la “recuperación del salario”. Continuó haciendo referencia a más números en las importaciones, en las exportaciones y en el superávit de las cuentas públicas. También mencionó la negociación de la deuda externa y a los “honrados” compromisos con el F.M.I. En fin, habló del conocido “crecimiento” de la economía nacional. No hacen falta más explicaciones.

Su discurso estaba inundado por distintas frases unidas como ser “acuerdos sociales”, “equilibrio”, “diálogo social”, “contribuciones” e “integración social”.

No faltó oportunidad para criticar a ciertos sectores políticos que “se preocupan más por detectar iniciativas empresarias exitosas para gravarlas con nuevos impuestos o tasas, antes que dar prioridad a la promoción de inversiones, la radicación de empresas y la creación de empleos”. Y al finalizar expuso que se buscará lograr “básicos sobre objetivos realistas y equitativos, que privilegien el bien común sobre las apetencias sectoriales, que permitan varias décadas de crecimiento, continuidad y estabilidad de las políticas, más allá de los gobiernos”; lo que significaría seguir ganando, esté quien esté en el sillón de Rivadavia.

Sin dejarme respirar aunque sea unos minutos de tanto país primer-mundista, De Vido tomó la palabra e inmediatamente empezó a repartir halagos a quien se cruzase por el escenario, e incluso a quienes no estaban allí. Relajante.

Y por último, Scioli. Con él sí estuve de acuerdo. Fue sensato. Entró en el recinto, se sentó en el asiento que ya tenía señalado, se levantó y se retiró. No expresó una sola palabra. No saludó ni felicitó. No hizo ni dijo nada. Supongo que algo de vergüenza ajena tuvo que haber sentido.

Finalizado los discursos, formalizaban la apertura del servicio de lunch. Quedé impresionada. No sólo por lo que servían, sino por la actitud de la gente de “buenos modales” con la que creí cruzarme en el hall principal, apenas llegué. Se produjo una especie de avalancha contra las mesas. No había respeto ni compasión. Al parecer solo había hambre. ¡Y yo que me preocupaba por cómo tenía que agarrar la copa de vino! Ahora sí puedo hablar de coctel. Nuevamente se me había engañado. Llegué a creer que ese nivel actitudinal de los empresarios podía mantenerse durante toda la noche. En absoluto. Logré descubrir que la primera apariencia con la que me encontré al llegar al hotel era sólo eso: una fachada. Era una de esas caras que veías a tu alrededor, estiradas, transformadas, irreales. Una máscara, que escondía lo que eran verdaderamente. Empresarios sí, pero con sus grandes penurias encubiertas.

Me fui mucho más distendida. Una es quien sabe que es, y tiene la fortuna de poder actuar y ser en función de eso, en todo momento y lugar. Sin necesidad de disimular. Me retiré del Hotel, esquivando los lujosos autos importados. Me fui a tomar el subte que me lleva hasta Plaza Constitución, y de allí hacer combinación con mi adorable Roca…

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Efectos de edición o la verdadera cara del voto (foto de Cristina a cara lavada)

Posted by unblogdevariedades en 3 diciembre 2007

Sin comentarios • Nuestra futura presidenta, tal como la vida la trajo al mundo

Esta foto apareció en Bloc de periodista

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Actitud Pepsi Max

Posted by unblogdevariedades en 21 octubre 2007

Estereotipos y publicidad • Una gaseosa 0% azúcar y 100% efectiva • Edulcoráme la ideología, porfis, que quiero tomármela toda
Supongamos que para promocionar una nueva línea de chicles, una publicidad planteara que ciertas personas deben pagar esas gomitas de mascar descartando a alguien que tengan a mano. Entonces, uno de estos ficticios personajes ofrecería dejar a su abuela, porque es vieja e inútil; otro decidiría pagar con su hermano, inválido, porque con él no puede jugar a la pelota; y un tercero plantearía -abiertamente- que abonará con un boliviano, porque total, nuestros hermanos del norte son la escoria del mundo. ¿Qué estaría mal en esta supuesta publicidad? Nada más que el hecho de expresar, brutalmente, aquello que la urbanidad y las buenas costumbres recomiendan aludir, sugerir: enmascarar en el discurso las formaciones ideológicas.

Cualquiera que me conoce un poquito sabe que de los elementos inútiles que tengo en casa, las bibliotecas y los televisores son los más conspicuos: las primeras porque de cualquier modo los libros se obstinan en apilarse desordenadamente por todos lados, y los segundos porque casi ni los uso. Sin embargo, tuve la dicha de ver, por estos días, un comercial de Pepsi, titulado «Poker»:

En mis épocas mozas, jugábamos al poker con el Campa, el Flaco Malcorra, el Negro Abdo, y demases, en la buhardilla del salón parroquial (Cañuelas Town) por monedas que sumaban pesos y pesos que se traducían en birras a la madrugada. En este juego, entre otras posibilidades, lograr un «par» es formar dos cartas de números iguales entre las cinco que cada uno recibe; una «pierna» es tener tres iguales de cinco cartas; una «escalera» es tener los números de las cartas en serie correlativa («escalera real» es la escalera formada por barajas del mismo palo) y el poker, el ansiado poker que les gana a todas las demás posibilidades, es tener cuatro números iguales con las cinco cartas en juego. Los naipes, claro está, son unas cosas de cartón plastificado, impresas, que suelen ajarse rápido cuanto más se soben y usen.

En la publicidad de Pepsi, tres muchachos jóvenes, bien vestidos, cómodamente sentados en un boliche, en una especie de reservado o VIP, hacen sus apuestas. Claro, no van a una bailanta, ni están ahí para contonearse, ni para conocer, departir, intimar con otras personas (del mismo o del otro sexo), ni siquiera para escabiarse la vida, o hacer el cóctel mortal del que tanto se habla hoy, Chiche Gelblum mediante, a raíz de un par de casos explotados macabramente: van a jugar al poker. No apuestan la Pepsi, por favor, eso está fuera de discusión; si antes alguien decía con la vieja no te metas, ahora se podría parafrasear y decir con la Pepsi no se jode. Van a jugar, y apostar, que es el modo como se entiende esto de divertirse en un lugar de diversión, con música de diversión, en un horario de diversión, según los publicistas de la gaseosa. En una especie de cacería de la zorra, hecha la apuesta tienen que conseguirse sus cartas, y es entonces cuando regresan y abren juego: un aparente par que termina siendo un poker, una pierna, y una escalera. Las barajas que se procuraron son muchas chicas lindas, sonrientes, decorativas, típicamente huecas: chicas que son felices naipes en este juego de machos que salen de caza en un boliche para ver quién gana, quién la tiene más larga.

Los naipes-mujeres que forman la «pierna» ciertamente tienen unas gambas como para ser comidas al ajillo y eructarlas de por vida (qué comparación tan linda acabo de hacer); la «escalera» es un racimo de felices pelotudas obviamente mansitas, paradas una al lado de la otra, desde la más chiquita a la más alta; y el supuesto par se convierte en poker cuando llegan dos mujeres más, que se colocan atrás del jugador, al que las cuatro chicas rodean y, contentísimas, casi asfixian con delicias que sobresalen desde sus escotes. Por si hacía falta aclararlo, el jugador redunda y afirma que se trata de un «poker de pechochas» (dos cosas: primero, si un jugador baja dos cartas y luego de la ronda quiere bajar las otras dos para decir que tenía algo más que lo que mostró, perdió: acá, en Las Vegas y en Tailandia; segundo: la imagen muestra, más que un poker de pechochas, un megapoker de tetas, lo cual sería una afirmación más correlacionada con lo que se ve, pero, claramente, resultaría demasiado explícita y políticamente incorrecta).

De este modo, las mujeres felices son el objeto, la cosa, el medio para que ciertos chicos buena onda pasen un rato de diversión sana, entre tanto pecado que ofrece un boliche. El humor diluye todo y la actitud Pepsi Max es re copada, ¿viste? Rasgos físicos: sinécdoques de la mujer, metonimias del triunfo: actitud Pepsi Max. Cosificación edulcorada de bajas calorías que esconde una ideología re chota: las mujeres son piernas y pierden, las mujeres son una altura y pierden, y las mujeres son tetas, y pierden (el que gana es el pibe): actitud Pepsi Max también. Precisamente, el último «juego» marca claramente que se trata de reducir a la mujer (al fin y al cabo, ser humano a pesar de todo, podríamos pensar), a «cosa»: los dos primeros aluden vagamente a partes, aspectos (pierna, escalera); el ganador tiene pechochas (dijimos: no hace juego con cuatro tetas -dos mujeres alcanzarían para formar el poker, y entonces seguiría en la línea de «partes del cuerpo») sino con cuatro pechochas, cuatro personas-cartas que son sólo eso: una pechocha, una excusa para portar dos tetas, que sumada a otra pechocha, otra y otra, le permiten al flaco ser, ganar. Un pibe que, por otra parte, tiene durante los 50 segundos de la publicidad la actitud más pusilánime, la menos «evidente», o sea: él es ese que es el tapado, el que «sorprende». Mirálo vos al boludito, podría ser la conclusión…

Y claro, si toma Pepsi Max!

9/10/07 – Con el objetivo de seguir construyendo el concepto de “Actitud Max”, BBDO desarrolló «Poker», el nuevo comercial de Pepsi Max dirigido a todos los hombres que tienen una actitud Max frente a la vida. El spot de 50 segundos de duración fue producido por ArgentinaCine y está al aire a partir de anoche.
Anunciante: Pepsi
Producto: Pepsi Max
Tema: “Poker”
Duración: 50 seg.
Agencia: BBDO Argentina
Redactor: Luciano Bellelli
Dir. Arte: Gustavo Chiocconi
Director de Cuentas: Daniel Albamonte
Ejecutiva de cuentas: Cecilia Pacifico
Director de producción: Verónica Zeta
Productor: Carlos Cavaciocchi
Productora: ArgentinaCine
Director: Martín Romanella
Productor Ejecutivo: Sebastián Torrella
Jefe de producción: Jorge Bueno
Asistente de dirección: Bruno Hernández
Director de fotografía: Franco Pinnochi
Director de arte: Nicolás Scabini
Edición: Alejandro Broderson
Postproducción: Metrovisión
Transfer: Metrovisión
Postproductor: Aldo Ferrari
Banda/Música: Nancy Sinatra – These boots are made for walkin’
Responsable por el anunciante: Andrea Alvares, Elvira Gowland, Esteban Algorta
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